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Publicado originalmente en: “Mercado en Vivo”, Newsletter de Linkedin
Por: Fernando Balbuena
Presidente y Co-fundador de Mercado Cambiario S.A
Cuando la inacción se vuelve indolencia
Cada cierto tiempo, las cifras vuelven a los titulares “secundarios”: 43 % (1) de los niños menores de 3 años en el Perú tienen anemia y más de 250,000 sufren desnutrición crónica. En regiones como Puno, Huancavelica o Loreto, la anemia infantil supera el 60 %.
A veces también se puede ver en algún noticiero, por lo general del canal del Estado, al ministro de educación comiendo una papilla fortificada con hierro por el lanzamiento del año escolar o al ministro de salud, suministrando unas gotas fortificadas a un infante en una posta médica acondicionada para la ocasión, para que no se parezca a la mayoría que adolecen de condiciones adecuadas a lo largo del país.
Lamentablemente es un drama que parece tragicomedia. No solo es un problema para los mismos niños y su futuro, sino es una tragedia económica y social que frena nuestro desarrollo. Porque cuando hablamos de anemia y desnutrición infantil no hablamos solo de salud, sino de capital humano. Y sin un capital humano fuerte, un país nunca será competitivo.
¿Qué significan realmente estos problemas?
- Anemia infantil: deficiencia de glóbulos rojos saludables en la sangre, casi siempre por falta de hierro. Menos glóbulos rojos significan menos oxígeno en el cerebro. Resultado: niños que aprenden menos, rinden menos, se cansan más y no logran desarrollar su potencial.
- Desnutrición crónica infantil: retraso en el crecimiento por falta prolongada de nutrientes. Se mide por la talla baja para la edad y refleja un daño irreversible en el desarrollo físico y cognitivo.
En palabras simples: un niño con anemia o desnutrición crónica empieza la vida con menos capacidades. Y un país donde millones de niños crecen así nunca podrá liberar todo su potencial y muchos estarán condenados a la pobreza por más que se esfuercen.
El costo brutal de la inacción
Hoy ya existen entre 4 y 5 millones de adultos peruanos que cargan con secuelas de la anemia y la desnutrición infantil. Eso significa millones de trabajadores menos productivos, millones de familias con menores ingresos y millones de ciudadanos con menos oportunidades.
Si no actuamos, en 2045 —cuando seamos cerca de 40 millones de habitantes— hasta 10 millones de peruanos vivirán limitados desde la infancia. Es decir, un tercio de nuestra futura fuerza laboral crecerá con menos capacidades. En términos económicos: menos productividad, menos innovación, menos crecimiento, menos competitividad. En términos sociales: más pobreza estructural, más dependencia y menos libertad.
¿Cómo nos vemos?
¡Horrible! Es importante ver el problema en comparación con otros países para tomar conciencia de nuestra realidad. El contraste es triste. Mientras el Perú sigue estancado, otros países ya avanzaron o resolvieron este problema:
(niños menores de 5 años, prevalencia % aprox.) (2)

Países de la región como Chile, Brasil y México, están en proceso de una mejora importante en estos indicadores y todos los países desarrollados, ya superaron este desafío. El Perú sigue en el grupo de los peores indicadores junto con Bolivia y Ecuador.
Según el Instituto Peruano de Economía (IPE, 2025), la situación incluso empeoró en los últimos años: la anemia infantil aumentó en 19 de las 25 regiones del país entre 2019 y 2024, pasando de 31.4 % a 35.3 % (1). El retroceso fue generalizado: creció tanto en áreas rurales como urbanas y afectó incluso a los hogares de mayores ingresos. Regiones como Loreto, Puno, Apurímac y Amazonas superaron los 10 puntos porcentuales de incremento, mientras que solo San Martín logró reducir la anemia gracias a políticas regionales de alimentos fortificados. El IPE advierte que este deterioro refleja la falta de agua segura, la mala nutrición en el embarazo y la vulnerabilidad crítica de los niños entre 6 meses y 1 año, donde más de la mitad sufre anemia.
La verdad incómoda
La verdad incómoda es que el Estado ha fracasado. Durante más de dos décadas se han lanzado planes, programas y campañas, pero las cifras siguen casi intactas. Cada cambio de gobierno borra lo poco que se avanzó.
En palabras simples: un país donde millones de niños empiezan la vida con anemia o desnutrición es un país condenado a no ser competitivo.
¿Pero hay salida?
Claro que sí. Así como antes hemos enfrentado grandes crisis sanitarias (no hablo de la pandemia que fue un rotundo fracaso), también podemos resolver esta. La diferencia es que esta vez no podemos esperar al Estado.
👉 En la Parte 2, de este artículo, me animo a esbozar un planteamiento de solución pero que tiene que ser abordado por el sector privado: empresas y ciudadanos. Es una estrategia simple, sin costo adicional y con beneficios para todos, que depende de la acción conjunta de las empresas y ciudadanos del Perú.
Notas y fuentes:
(1) El 43% corresponde a la ENDES 2022 para niños de 6-59 meses (INEI). El 35.3% proviene del IPE (2025) usando ENDES 2024 para 6-35 meses. Son cortes etarios y años distintos; ambos reflejan la magnitud del problema.
(2) Fuentes y fechas del cuadro comparativo internacional:
- Perú: ENDES 2022 (INEI).
- Ecuador y Bolivia: UNICEF-OPS, JME 2023.
- Colombia: ENSIN 2015.
- Argentina: ENNYS, 2005, UNICEF 2022.
- México y Brasil: JME (UNICEF-WHO-World Bank) 2023.
- Chile: Ministerio de Salud 2022.
- EE. UU.: CDC 2021.
- Noruega: WHO/UNICEF JME 2023.
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